miércoles, 10 de junio de 2009

Dos de cada cinco mujeres mayores de 35 años padecen de incontinencia urinaria

Puede ser una condición temporal o el resultado de una enfermedad.

Foto: Jupiter

La incontinencia urinaria suele afectar la vida social de las personas. Existen diversos tratamientos para enfrentarla.

La mitad de las personas afectadas no consultan por vergüenza, aun cuando hay tratamiento para todos los casos. Según con la OMS, más de 200 millones de personas tienen esta condición.

Y si bien incontinencia urinaria -que consiste en una pérdida involuntaria de la orina al caminar, correr, reírse, toser, hacer ejercicio o cambiar de posición- puede afectar a cualquier persona, las mujeres tienen el doble de posibilidades de desarrollarla que los hombres.

Se sostiene que el 25 por ciento de las mujeres entre los 35 y los 55 años la padecen, frente a un 15 por ciento de los hombres mayores de 50 años.

La pérdida involuntaria de orina puede presentarse como una condición temporal o ser el resultado de una enfermedad. Los síntomas de esta disfunción, que aumenta con la edad, pueden variar desde la fuga de algunas gotas hasta la salida abundante e incontrolable de ésta.

Lo curioso es que si bien este problema de salud puede llegar a afectar en forma severa la calidad de vida, muy pocas personas consultan con el urólogo para solucionarlo.

Al parecer, la vergüenza, el temor a hacer inversiones riesgosas y costosas y las falsas creencias de que esto no tiene arreglo o que la incontinencia es parte normal de la vida, a partir de cierta edad, evitan que la mayoría de los afectados reciban tratamiento oportuno.

No tratarla -insisten los especialistas- puede restringir la vida social de quien la padece y desembocar en depresiones, úlceras e infecciones urinarias, generadas por la humedad permanente.

Mujeres, las más afectadas

La vejiga es el órgano que contiene la orina. La incontinencia urinaria ocurre cuando se pierde el control de la vejiga. Esto sucede, en la mayoría de los casos, cuando los mecanismos de sostén o soporte de este órgano se pierden, generando escape de orina con el esfuerzo.

En otras palabras, si los músculos que mantienen la vejiga cerrada se debilitan se produce incontinencia urinaria de esfuerzo. El que este mal se presente más en mujeres, sobre todo a edades avanzadas, se relaciona con antecedentes de partos y la menopausia.

En el caso de los hombres, las operaciones de próstata, las infecciones urinarias, la disminución de los niveles de estrógeno y la ansiedad o nerviosismo pueden producirla.

También puede presentarse en personas que tengan problemas neurológicos, como esclerosis múltiple, Parkinson, enfermedad cerebrovascular y diabetes.

¿Y el tratamiento?

Hoy existen herramientas diagnósticas para determinar las causas y el tipo de incontinencia y establecer el tratamiento más adecuado.

Este puede incluir la práctica de ejercicios para fortalecer los músculos del piso pélvico, electroestimulación de esta zona, uso de fármacos específicos, aplicación de toxina botulínica y cirugías ambulatorias con incisiones mínimas.

Consulte con el urólogo si...

- Tiene sensación de pérdida involuntaria de orina asociada a una urgencia de ir al baño por miedo al escape.

- Sufre pérdida de orina al hacer algún esfuerzo (caminar, correr, toser, ejercicios físicos o cambios súbitos de posición) o sin él.

- Debilidad del chorro urinario.

- Sensación de no evacuar completamente la orina después de haber orinado.

- Despertarse varias veces en la noche para ir al baño.

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