domingo, 22 de febrero de 2009

¿ Sir Allen Stanford genio o estafador?


Edición de Jesús Ríos con Portafolio Colombia.


Lo conocían en la isla caribeña de Antigua como 'Sir Allen', un filántropo y multimillonario estadounidense -uno de los 400 hombres más ricos del mundo, según Forbes-, que se codeaba con la alta sociedad de su país y vivía en la opulencia, entre jets privados, yates y mansiones en los cinco continentes.En este empobrecido rincón de la Commonwealth (Mancomunidad de Naciones, de origen británico) lo querían mucho, pues no solo había donado varios hospitales y escuelas, sino que sus negocios eran la principal fuente de empleo.De hecho, lo de Sir no es un sobrenombre. El título se lo concedió el ex primer ministro Lester Bird por haber ayudado a Antigua a salir de la lista negra del Departamento del Tesoro estadounidense en el 2001, tras varios años de figurar en ella por sus oscuras prácticas financieras, propicias para el lavado de dólares del narcotráfico.
Pero todo su emporio y buen nombre comenzaron a derrumbarse , cuando la Securities and Exchange Commission de Estados Unidos -la institución oficial que vela por los intereses de los inversionistas- lo acusó formalmente de un "fraude masivo", que habría afectado principalmente a especuladores y ahorradores de Latinoamérica y el Caribe.La SEC alega que Stanford les mintió a sus inversionistas durante más de 15 años, con promesas de intereses superiores al 15 por ciento anual, cuando el mercado regular no ofrecía ni la mitad de eso.
Como en el caso de Madoff, lo de Stanford cayó como un baldado de agua fría, aun cuando el multimillonario no contaba con la mejor imagen en Estados Unidos. De hecho, para muchos en el sector financiero este desenlace se veía venir.
"El tipo era un genio de los negocios o el más grande estafador del mundo. La mayoría pensaba que era lo segundo. Los márgenes de retorno que ofrecía eran irreales. Decía mentiras que eran evidentes... sus gestos de grandeza, su ego desproporcionado. Todo olía mal", comenta un banquero de Nueva York que pide la reserva de su nombre.
Muchas de esas mentiras quedaron plasmadas en la acusación de la SEC. Stanford, por ejemplo, decía que su firma contaba con 70 años de experiencia cuando en realidad tenía menos de 25. Además, promocionaba que 20 expertos vigilaban minuto a minuto los movimientos del mercado para proteger las inversiones, pero del negocio solo se ocupaban él y un socio.
Pero había detalles más escabrosos. El FBI lo venía investigando desde hace varios años por sus posibles nexos con el Cartel del Golfo, de México, que consistirían en prestar su negocio financiero para lavar dólares del narcotráfico.
También se vio envuelto en incidentes que, si bien no eran propiamente delictivos, si decían mucho de su personalidad. Hace dos años la laureada Universidad de Stanford -una de las más importantes del país- lo demandó por usar su nombre para sacar provecho. El millonario siempre alegó ser descendiente directo de Leland Stanford, el fundador del centro educativo
Como la universidad siguió negando el vínculo familiar entre ambos, Stanford contrató a un grupo de investigadores para que demostrara que su tatarabuelo era "primo en sexto grado" del celebrado Leland.
El magnate también es un fanático de los deportes, y usaba a algunas estrellas del ramo para promover su nombre. Por ejemplo, el golfista fiyiano Vijay Singh y el colombiano Camilo Villegas, que llevan su logo (un águila) en sus indumentarias.
Inclusive compró un torneo de críquet, transacción que tiene contra las cuerdas a la federación inglesa de este deporte por aceptar al cuestionado millonario como patrocinador de un torneo de estrellas que realiza cada año.
En Washington, Stanford alternaba con la élite del Congreso,así mismo, aportaba grandes sumas de dinero a las campañas políticas, incluidas las de Barack Obama y John McCain. Aunque Stanford no es santo de la devoción de muchos, nadie niega que es un zorro de los negocios. Sus compañeros de la Universidad de Baylor aún recuerdan que mientras ellos se secaban el cerebro con las lecciones de finanzas, él hacía plata dictando cursos de buceo.Oriundo de Texas, el magnate hizo su fortuna inicial con un negocio de propiedad raíz y seguros que fundó su abuelo a comienzos de siglo. En los 80, cuando estalló la burbuja petrolera que empujó el valor de los bienes inmobiliarios durante años, la firma, bajo la tutela del joven empresario, se dedicó a adquirir casas que se vendían por una fracción de su valor.Cuando el mercado se recuperó, diez años después, amasó una fortuna que lo ayudó a extender sus operaciones más allá de su estado natal. Hoy sostiene que maneja inversiones por más de 51.000 millones de dólares en 130 países. Siempre en busca de más negocios, Stanford detectó en el ascenso de Hugo Chávez en Venezuela, y en el de otros líderes de izquierda de la región, una oportunidad para expandirse. Donde la mayoría de inversionistas vio razones para salir huyendo, como consecuencia de las medidas socialistas que se adoptaban, él encontró una mira de oro.Por un lado estaban los dividendos que dejaba el petróleo, que alcanzó a cotizarse a 150 dólares el barril. Por el otro, los ricos de estos países, que temían por la suerte de sus fortunas y necesitaban un banco con enlaces en el exterior para invertir sus dólares. Rápidamente Stanford abrió una sede en Caracas y 15 sucursales en todo el país, que se llenaron de clientes atraídos por la promesa de dividendos del 15 por ciento. Tras el escándalo de la semana pasada, las autoridades locales estimaron que los venezolanos habían invertido 3.000 millones de dólares en esta firma.
Hoy toda esa plata está en veremos. Como lo está la suerte del multimillonario. Aunque de momento enfrenta solamente una demanda civil, se cree que muy pronto el FBI le abrirá un proceso criminal que podría mandarlo a la cárcel por varias décadas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Escriba aquí su comentario y gracias por visitarnos, si desea dejar su nombre seleccione "nombre" en la ayuda.