Antonio Caño desde Washington.
Criticado como un traidor por el núcleo duro conservador y silenciosamente apoyado por los republicanos moderados que pierden a su voz más autorizada, el senador Arlen Specter deja al Partido Republicano sumido en un difícil debate sobre su identidad y aceleradamente escorado a la derecha.
Su decisión de abandonar el partido al que perteneció durante 44 años ha caído como una bomba política en Washington, tanto por la personalidad de Specter como por sus consecuencias en el equilibrio de fuerzas en el Congreso estadounidense, pero no constituye una absoluta sorpresa.
Specter había sido ya, de hecho, un demócrata en los primeros años de su vida, y siempre actuó después con independencia respecto a su partido durante sus cerca de 30 años ocupando uno de los dos escaños del Estado de Pensilvania en el Senado de la nación.
Casi un 40% de las veces, Specter votó en contra de las propuestas de su partido. No es, desde luego, el único ni el que con más frecuencia rompía la disciplina de voto en un Congreso en el que son frecuentes los casos de representantes y senadores que votan conforme a su conciencia o a sus intereses, no a los de su partido.
Pero Specter había convertido esa independencia en una bandera que, hasta ayer, era motivo de reconocimiento tanto de parte de demócratas como de republicanos. La posición de Specter dentro de su partido comenzó a hacerse imposible al ser uno de los tres senadores republicanos que permitieron con sus votos la aprobación del paquete de estímulo económico de cerca de 800.000 millones de dólares presentado por Barack Obama. Desde el principio de esta presidencia, los republicanos, dirigidos en ambas Cámaras por miembros del ala conservadora, habían optado por la estrategia de cerrar filas y obstaculizar en lo posible los planes de la Casa Blanca. Aquel voto de Specter, por tanto, fue como un puñal en el corazón del partido.
Después de aquello, su situación se agravó tanto que sus posibilidades de ganar las primarias republicanas para intentar una nueva reelección en el Senado quedaron seriamente reducidas. Para Specter no había más alternativa que dejar su partido o su carrera política.
Obviamente, optó por lo primero. “No estoy dispuesto a que el trabajo de 29 años de actividad en el Senado sea decidido por el electorado de las primarias republicanas de Pensilvania; no estoy dispuesto a poner mi carrera en manos de ese jurado”, declaró Specter al anunciar su decisión.
El año que viene Specter intentará conservar su escaño como un candidato demócrata.
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