La suspensión fue ordenada en 1962, cuando Fidel Castro orientó a la isla hacia el comunismo y se alió con la Unión Soviética.
Long Island Al Dia con EFE, Reuters y AFP
La decisión que tomaron este miércoles en Honduras los 34 cancilleres y delegados de la Organización de Estados Americanos (OEA) de dejar sin efecto la resolución que excluyó a Cuba del organismo hemisférico hace 47 años pone en evidencia que la realidad política actual del continente dista mucho de la de 1962, y que los países prefieren asumir el futuro con una dinámica menos polarizante y más incluyente.
Sin embargo, esto no significa que La Habana vaya a regresar a la OEA, o que esto vaya a ser inmediato. Tanto así, que anoche, horas después de conocer la decisión, el gobierno cubano, a través de un comunicado divulgado por TV, dijo que "ni había pedido ni quería regresar".
Además del rechazo de La Habana a su reintegro, hay otra razón que dificulta su inserción plena. Si bien en la resolución final aprobada por aclamación en la Asamblea General de la OEA en San Pedro Sula (Honduras) -incluyendo al representante de Estados Unidos- no se plantea como condición, el texto habla claramente de que la "participación de Cuba en la OEA será el resultado de un proceso de diálogo iniciado a solicitud del gobierno de Cuba y de conformidad con las prácticas, los propósitos y los principios de la OEA".
Esto, palabras más, palabras menos, significa que la decisión de regresar o no a la OEA dependerá de La Habana, que tendrá que ajustarse a los valores democráticos y de derechos humanos.
La resolución, que para muchos no se esperaba porque las partes (los que ponían condiciones y los que no al regreso de Cuba) no lograban un consenso, finalmente se decantó por un texto intermedio que abre las puertas a Cuba, pero en el que exige que la isla toque antes.
Por ejemplo, habla de "autodeterminación" y "no intervención", en una clara crítica de los países miembros de la Alternativa Bolivariana de las Américas (Alba) a Washington. Pero también habla del respeto por los derechos humanos y la democracia, en un evidente reclamo de EE.UU. a La Habana.
A pesar de los detalles, coinciden tanto analistas como diplomáticos, se logró un acuerdo histórico porque abre el camino para poner fin a 47 años de aislamiento de la isla del sistema interamericano. Por eso, cuando la canciller hondureña Patricia Rodas pidió la ratificación de esa decisión, estalló una salva de aplausos.
Por su parte, el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, se mostró "muy contento" por la derogación de la resolución del 62, y afirmó que "es una gran cosa" y algo que "fortalece" al organismo. Y aseguró estar dispuesto a dialogar con Cuba sobre su futuro en el sistema interamericano. "Siempre estaré dispuesto a ese diálogo", dijo.
'El fin de la Guerra Fría'
"La Guerra Fría ha terminado (...) el error cometido (contra Cuba) no podía ser eterno", afirmó el presidente hondureño Manuel Zelaya.
"Hemos terminado con un anacronismo y una injusticia", dijo, por su parte, el canciller argentino, Jorge Taiana.
"Removemos un impedimento histórico para la participación de Cuba (...) pero también establecemos un proceso para entablar contactos, basado en los principios y prácticas de la OEA", dijo en la plenaria el responsable para América Latina del Departamento de Estado, Thomas Shannon, quien quedó a cargo de la delegación de E.U., tras la partida de Hillary Clinton para unirse a la gira del presidente Barack Obama por Oriente Próximo.
En algunos sectores de EE.UU. la noticia cayó mal. Siete legisladores, mayoritariamente republicanos, presentaron un proyecto de ley para suspender el aporte financiero a la OEA si Cuba es readmitida.
En tanto, en La Habana opositores cubanos lamentaron que la isla no quiera volver en momentos en que cuenta con el apoyo de América Latina y hay distensión con Obama.
En el fondo, queda la sensación de que en este episodio todas las partes saldrán a cantar victoria. Pero más allá del momento, el verdadero combate se dará cuando Obama y los Castro (Raúl y Fidel) se sienten a discutir el embargo.
El ex presidente cubano Fidel Castro ha dicho repetidamente que Cuba no tiene ninguna intención de volver a la OEA, a la que considera un instrumento de dominación de Estados Unidos que debe simplemente desaparecer.
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