domingo, 8 de marzo de 2009

Editorial de la semana

El nuevo demonio:Nacionalizar

Jesús Ríos
Editor
Según el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, nacionalizar se define así : “ hacer que pasen a depender del gobierno de la nación, propiedades industriales o servicios explotados por particulares”.
Cuando un político con mando menciona la palabra nacionalizar, inmediatamente se hunde Wall Street y se contagian las bolsas mundiales. En el subconsciente económico, especialmente en las mecas del capitalismo como son EE.UU y el Reino Unido, “ nacionalizar bancos”, es volver a la guerra fría y a modelos políticos totalitarios como el comunismo y el fascismo.
Es mejor no usar la palabra para evitar debates ideológicos. Ya los ultraconservadores comenzaron a meter miedo, que es su recurso más conocido, alertando según ellos que Barak Obama conduce a EE.UU. hacia el socialismo, solo por tomar medidas para ayudar a los capitalistas a salir de sus quiebras, tal y como se hizo con Citi Group y Bank of America y lo hizo antes Bush hijo cuando nacionalizó el banco hipotecario californiano Indy Mac y Ronald Reagan en 1984 lo hizo con el Continental Illinois, sin levantar sospechas entre los conservadores de ser socialista, reformista o cosa por el estilo.
Según el economista James Galbraith, experto en relaciones entre gobierno y empresa, el satanismo por el vocablo maldito, proviene “ mayormente de sectores de la derecha que intentan sacar ventaja del hecho de que el término tiene sus connotaciones políticas de naturaleza anticapitalista que se toman como un castigo por la debacle que el sistema generó finalmente”.
Lo cierto es que algo hay que hacer para que los bancos dejen de ser esa especie de zombies que ni se dejan caer, ni se mueren; ni prestan dinero, ni se lo prestan entre los mismos bancos, porque saben que el sistema que defienden tiene encendido un detonante por dentro. Se requiere salvarlos a cualquier precio, sacarlos de ese lodo movedizo en el que se hunden y en el que están por su deseo incontrolable de riqueza a corto plazo, por especular, despilfarrar, desviar dinero público a fondos privados. Pero para salvarse, no quieren control, vigilancia del gobierno, recortes en los millonarios salarios y bonos de sus ejecutivos. Es allí en donde se acude a demonizar la palabra nacionalizar, allí se oponen a la intervención del estado, no por ideología sino porque les resulta mas práctico. Así meten miedo para que el estado no mande, no vigile, sea solo un espectador y no ordene, asociando nacionalizar con solo poner dinero del contribuyente en manos privadas.
El gobierno va a intentarlo todo antes de nacionalizar y es improbable una toma generalizada de los bancos por su parte, a menos que la economía empeore más. Lo que si se ve venir son más tomas parciales y temporales de acciones bancarias.
“ Los bancos deben permanecer en manos privadas”, expresaba Thimoty Geithner el secretario del tesoro de EE.UU, mientras reforzaba el control sobre la aseguradora AIG nacionalizada en septiembre del 2008 por Bush y el estado se tomaba el 36% del Citi Goup.
No se trata de intervenciones ideológicas, ni políticas, sino una respuesta ante la realidad de haber dejado caer a Lehman Brothers y considerar esa caída como un descalabro.
Alan Greenspan, expresidente de la reserva federal, dijo hace unos días,” Podría ser necesario nacionalizar temporalmente algunos bancos, para facilitar una rápida y ordenada reestructuración. Una vez cada 100 años, es algo que hay que hacer”.
Pero la incomodidad demócrata al hablar de nacionalizaciones es latente. “ Bueno, llámenlo como quieran”, dijo Nancy Pelosi, presidenta de la cámara de representantes. Lo mismo ocurrió cuando Roosevelt recibió el ataque de toda la derecha empresarial, por su New Deal.
Rescate financiero y New Deal, similitudes en el fondo y en la forma y a Obama ya se le tilda de Socialista.
Son solo lecciones de la historia.

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