¿ Para dormir y ver televisión?.
Long Island Al Día, edición especial.
En 2007 Andrea Pérez y Mario, su esposo, decidieron encargar su primer hijo y se pusieron manos a la obra. Pero, luego de dos años de intentos fallidos, consultaron a un especialista en infertilidad para ver si había algún problema. Los exámenes mostraron que ambos estaban aptos para concebir. Al experto no le quedó otra opción que preguntarles: ¿cada cuánto tienen relaciones sexuales? Al echar cabeza, Andrea y Mario se dieron cuenta de que sus encuentros eran sólo durante los fines de semana. Ahí estaba el problema. "De lunes a viernes yo estoy cansada y cuando veo la cama, sólo quiero dormir", comentó ella.
Andrea es una alta ejecutiva y vive el drama de muchas mujeres cuyos trabajos, al final del día, las dejan con la ansiedad y el estrés necesarios para rechazar un momento erótico con sus parejas. Si a esto se suma que sus maridos son también ejecutivos, y que llegan extenuados a la medianoche, la probabilidad de que queden embarazadas se reduce drásticamente.
El experto explica que de las parejas sanas que tienen relaciones sexuales tres veces por semana, el 80 por ciento al cabo de un año queda embarazada. Después de dos, ese porcentaje sube al 90 por ciento. "Si esto sucede en personas que están haciendo bien la tarea, se puede inferir que el índice de mujeres que no quedan embarazadas es mucho mayor entre quienes tienen poca frecuencia de encuentros sexuales", dice Andrés Velásquez Gavilanes, médico ginecólogo.
Un sondeo hecho en 2004 entre mujeres estadounidenses reveló que la mitad de las parejas casadas tenían sexo sólo entre una y tres veces al mes. Michele Weiner-Davis, una terapeuta de parejas y autora del libro El matrimonio hambriento de sexo, dice que entre las causas para esa poca actividad sexual están las largas jornadas de trabajo, el estrés laboral y las responsabilidades de la familia y los hijos. "Cuando llega la noche, todo lo que las mujeres quieren hacer es comer, ver televisión e ir a dormir", dice la autora.
No se puede considerar un tema de infertilidad sino de baja exposición en los días fértiles, en los que debe haber por los menos una relación sexual diaria. "Si los cinco días fértiles de una ejecutiva son de lunes a viernes y ella está viajando o llega a dormir, se pierde la oportunidad del embarazo -sostiene Velásquez-. Es lo mismo que sucedería en un convento donde la baja fertilidad se debe a la poca exposición de las monjas al proceso de procreación y no a un problema interno", agrega.
El estrés hace que se liberen neurotransmisores que alteran ciertas funciones como la del sueño y la sexual. "Si el marido no tiene trabajo y mañana se vence el recibo de la tarjeta de crédito, es difícil que tenga ánimo para tener relaciones", afirma Velásquez. No hay motivo para alarma si las dos personas están conformes con ese ritmo. Sin embargo, la situación podría llevar a problemas, según la sexóloga Carolina Londoño, cuando uno de los dos o ambos están inconformes con el número de relaciones sexuales en su vida matrimonal. Hay que descartar las causas médicas (baja de testosterona) y explorar las sicológicas, como ansiedad, estrés e incluso la monotonía, una de las mayores causantes del desinterés.
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