La prevención podría ser fundamental.
Alex Fernández Muerza en Divulgación, Medicina, Multimedia.
La globalización, tanto del transporte de personas y mercancías, como del clima, que permite campar a sus anchas a plagas transmisoras de enfermedades donde antes la temperatura se lo impedía, o la resistencia de los virus a los medicamentos, son un caldo de cultivo excelente para una nueva pandemia mortífera.
Ahora bien, ¿cuáles son los candidatos para esta nueva epidemia mundial?
Los expertos creen que tienen más probabilidades las cepas mutantes de especies de microbios familiares, y en este sentido, la gripe, el cólera o la tuberculosis tienen muchos boletos.
En este sentido, tan sólo hay que mirar a la historia. Por ejemplo, la injustamente conocida como “gripe española“ (se cree que surgió en Kansas en la Primera Guerra Mundial, fue llevada por las tropas americanas a Europa, y se transmitió al mundo en tres oleadas posteriores) se creó a partir de una nueva cepa de este virus, y causó la muerte de más de veinte millones de personas entre 1918 y 1919.
Asimismo, las grandes enfermedades mortales históricas se han formado a partir de los microbios que viven en otras especies, en su gran mayoría de sangre caliente: los mamíferos y, en menor medida, las aves. Los investigadores han encontrado al menos 868 agentes patógenos humanos que infectan a los animales y los seres humanos.
Por ejemplo, enfermedades como el sida, el dengue, la hepatitis B, la fiebre amarilla o el paludismo surgieron de los primates. Y los expertos también recuerdan que el enemigo podría estar en casa: los agentes patógenos emergentes podrían crearse en animales domésticos, tanto de “toda la vida” (rabia de nuestros perros, toxoplasmosis de nuestros gatos, o psitacosis de nuestros loros) como de los más novedosos y exóticos.
Por otra parte, los epidemiólogos temen también las nuevas enfermedades de transmisión sexual, que, una vez introducidas, pueden ser muy difícil de controlar, como ya ha demostrado el sida.
Localizar la pandemia en su lugar de origen salvaría millones de vidas.
Adelantarse a la enfermedad antes de que sea demasiado tarde. La prevención es uno de los métodos fundamentales en medicina, y en el caso de las pandemias, podría ser vital. Así lo considera la Iniciativa para la Predicción de Enfermedades Virales Globales (GVFI en sus siglas inglesas). Sus responsables trabajan para lograr una detección temprana de posibles pandemias en una etapa en la que se podría controlar localmente, antes de que pudiera extenderse al resto del mundo, como ocurrió con el VIH, y salvar así millones de vidas y miles de millones de dinero.
De esta manera, los científicos del GVFI trabajan en países de todo el mundo para estar alerta de la entrada y circulación de nuevos agentes, estudian los nuevos agentes con posibles interacciones entre seres humanos y animales, y vigilan las nuevas enfermedades de transmisión sexual.
¿Por qué los microbios nos matan si viven a costa nuestra?
La evolución tiene la respuesta.
A primera vista, resulta contradictorio el comportamiento de los microbios más letales, ya que acaban con la vida de su víctima, que les sirve de hogar y alimento. Sin embargo, desde el punto de vista evolutivo, han conseguido una estrategia muy favorable para ellos, y que consiste en un equilibrio entre mantener suficientemente con vida al ser que infectan y lograr un método de conducción para transmitirse a nuevas víctimas.
Por ello, los microbios que generan enfermedades son siempre tan desagradables, ya que al hacernos toser, estornudar, padecer diarrea o llagas en nuestra piel, consiguen que un inquilino, antes de morir, lo transmita a otro. La evolución y la selección natural no entienden de justicia, y lo que para la víctima es mortal, para el microbio es una forma de perpetuarse.
Información relacionada y de apoyo:
Las epidemias en el mundo, en tiempo real:
Consulte HealthMap.org (healthmap) , el programa Google Maps , WHO | Influenza A(H1N1),
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